Cerca de 5 millones de niños menores de cinco años murieron en todo el mundo en 2022, equivalente a una muerte cada seis segundos.
La gran mayoría de estas muertes fueron completamente prevenibles.
A pesar de ser un número alarmante, representa un histórico bajo en la tasa de mortalidad infantil.
El progreso en la reducción de la mortalidad neonatal y de los niños pequeños ha sido poco, comparado con los avances de la era de los objetivos de desarrollo del milenio.
La posibilidad de que la crisis, la fragilidad y el conflicto sean más frecuentes en los años venideros es una amenaza real.
Los cinco países con las tasas de mortalidad infantil más altas se encuentran todos en el África subsahariana.
Se deben redoblar los esfuerzos, comprometerse e invertir en la salud de los niños.
Conclusión: A pesar del desolador número de muertes infantiles evitables, la baja histórica en las tasas de mortalidad nos brinda una perspectiva optimista. Sin embargo, es fundamental mantener los esfuerzos y compromisos para producir resultados aún más dramáticos en la salud infantil.