El Departamento de Transporte ha publicado un proyecto de ley para reformar las vías férreas de Gran Bretaña.
Existen dudas sobre si el proyecto de ley llegará a ser votado antes de las próximas elecciones.
La administración de las vías férreas ha sido caótica, con cancelaciones, retrasos y aglomeraciones constantes.
Los planes para cerrar más de mil ventanillas de boletos se frenaron debido a la impopularidad.
El gobierno se ha negado a invertir a largo plazo, actitud que ha perjudicado la reputación y moral de la industria.
A pesar de la disminución en los ingresos, las empresas que arriendan trenes han triplicado sus ganancias.
Existe la previsión de que el número de personas que viajan en tren podría duplicarse para 2050.
El Partido Laborista se ha comprometido a renacionalizar a los operadores de trenes a medida que expiren los contratos existentes.
Conclusión: El sector ferroviario requiere un gobierno que fomente su crecimiento, reconociendo la importancia estratégica del transporte público en el futuro de Gran Bretaña. Se necesita una nueva era de ambición y colaboración después de años de disfunción.