Se enfoca seriamente en la tensión entre la libertad de expresión y la libertad académica en las universidades.
Exige que las universidades fomenten una cultura de diálogo abierto y debate regular, incluso cuando los temas son polémicos.
Menciona que la protesta y la interrupción deben ser toleradas hasta cierto punto en los campus universitarios.
Cuestiona la falta de rendición de cuentas durante las protestas actuales.
Enfatiza en la importancia de proteger a los estudiantes de la intimidación y las amenazas.
Critica la ausencia de liderazgo estable y principiado en las universidades.
Conclusión: La pieza concluye subrayando la necesidad de enseñar a los estudiantes la valentía de escuchar, no solo de expresar sus opiniones. Exige que las instituciones educativas establezcan una cultura de libertad y expresión abierta con la aplicación consecuente de las normas establecidas.