La posible retribución de un billón de dólares aprobada por los accionistas de Tesla para Elon Musk cambia el panorama del capitalismo americano.
Hay reacciones opuestas a esta remuneración, desde la indignación hasta la justificación pragmática.
Los multimillonarios en América no suelen perturbar el orden social al grado que lo harían en Europa o en Francia.
Los accionistas han hecho concesiones que pueden parecer inútiles, temiendo que Musk abandone Tesla.
El objetivo de esta retribución es simple: posicionar a Elon Musk como un superhombre en el mundo del negocio.
Conclusión: Esta situación refleja un creciente descaro en el sector tecnológico estadounidense, similar al comportamiento de Donald Trump en política. Un hubris emergente y una indecencia que es hora de abordar.