Cuatro años después del golpe de Estado del general Abdel Fattah Abdelrahman Al-Bourhane, los paramilitares que se oponen a él han tomado la gran ciudad de El-Fasher en Darfur.
La ONU advierte sobre 'atrocidades motivadas por consideraciones étnicas' en el país, sin poder hacer nada al respecto.
Las fuerzas paramilitares controlan todo Darfur, una región de violentos conflictos interétnicos.
Estas luchas por el poder y los recursos se ven alimentadas por la intervención de potencias regionales.
A pesar de la desestabilización política, las exportaciones de oro del país financian a ambos lados del conflicto, aumentando la inseguridad alimentaria.
Los Emiratos Árabes Unidos y otros actores de poder no han sido responsabilizados por mantener el caos y violar el embargo de armas de la ONU.
Conclusión: Sin negociaciones exitosas, la constante lucha por el poder perpetua la violencia y la inestabilidad en Sudán, llevando al país a una crisis continua y severa.