Las negociaciones directas entre Ucrania y Rusia en Estambul fueron un fracaso.
Pese a un acuerdo para intercambiar 2000 prisioneros, la principal táctica fue la evasión.
Vladimir Putin no mostró interés en las discusiones para terminar la guerra que él mismo inició.
Donald Trump ha demostrado alinearse con el agresor, sin obtener resultados positivos.
El interés de EE.UU. en delegar el dossier complejo a un neófito ha demostrado sus limitaciones.
Existe una llamada a sanciones más fuertes contra Rusia, en particular enfocadas en su renta petrolera.
La UE también busca sancionar la 'flota fantasma' de Rusia utilizada para eludir las sanciones en sus exportaciones de petróleo.
Conclusión: La situación actual obliga a la Casa Blanca a reconsiderar su visión de culpar a Ucrania y la UE por los problemas, mientras que la solución parece requerir una postura más fuerte contra Rusia.