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Editorial: Le Monde

  • Francia está experimentando una regresión histórica que amenaza el fundamento de su contrato social.
  • A pesar de la retórica sobre la valorización del trabajo, innovación y riesgo de los líderes, Francia se ha convertido nuevamente en una sociedad de herederos, donde la herencia es más valiosa que el trabajo.
  • La riqueza heredada ha nevado en un 60% del patrimonio nacional, en comparación con el 35% a principios de la década de 1970.
  • El crecimiento de los mercados de valores y propiedades, junto con la degradación de los ingresos laborales, ha llevado a esta situación.
  • El estado no ha implementado medidas efectivas para revertir esta tendencia.
  • La economía de los rentistas no favorece el futuro y crea un malestar subyacente en la sociedad.
  • Las pertinentes generaciones están siendo sacrificadas, a medida que les resulta cada vez más difícil entrar en la edad adulta y poseer su propia vivienda.
  • El trabajo ya no proporciona movilidad social, lo que agrava el bloqueo de una sociedad cada vez más desigual.
  • La última tentativa de reforma fiscal en Francia fue en 2013, pero fue rechazada.
  • Los impuestos y cargas sobre el trabajo impiden la promoción salarial, mientras que las lagunas en la transmisión tributaria benefician a los más ricos.

Conclusión: No reconocer o renegar a tratar estas discordancias, aumentará las razones del malestar francés y la desigualdad continuará agravándose.