Donald Trump prometió no solo medir sus éxitos en función de las batallas ganadas, sino también las guerras terminadas e incluso las no iniciadas.
Se reconoce un alineamiento constante de Trump con las posiciones israelíes, destacando el traslado de la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén y la reconocimiento unilaterial de la soberanía israelí sobre el plateau de Golan.
Trump ha propuesto la idea de que Estados Unidos tome el control de la banda de Gaza, lo que implicaría el desplazamiento de la población Palestina.
Estas acciones serían consistentes con la visión del conflicto israelí-palestino promovida por la extrema derecha racista y supremacista israelí.
Trump también puede expresar una posición sobre posibles anexiones en la Cisjordania ocupada.
Estas acciones suponen un rechazo al derecho legítimo de los Palestinos a la autodeterminación y se alinean con un tipo de negacionismo.
Una paz duradera solo puede lograrse a través del compromiso, no a través de la opresión.
Conclusión: La negación de los derechos palestinos y la adopción de posturas extremas pueden dañar las posiblidades de normalización entre Israel y otras potencias regionales como Arabia Saudita, y amenazar la estabilidad de Medio Oriente.