El primer ministro Michel Barnier propone un ajuste presupuestario de 60 mil millones de euros para 2025, con un tercio de incrementos impositivos y dos tercios de ahorros, una distribución que no genera consenso.
El enfoque 'ni ni' del presidente Emmanuel Macron - ni aumento de impuestos ni reducción de gastos - ha llevado al país a un callejón sin salida.
El déficit público ha disminuido en 52 mil millones de euros en menos de un año respecto al proyecto de ley inicial de finanzas.
La oposición critica la situación pero no ha puesto de manifiesto una gran proactividad para moderar una política fiscal imprudente.
A pesar de las acusaciones de austeridad contra Barnier, el presupuesto prevé un aumento del gasto público del 2,1% frente a una inflación del 1,8%.
El aumento de los impuestos fue inevitable, dadas las condiciones de la emergencia presupuestaria y la falta de tiempo para preparar medidas.
La falta de capacidad para financiar adecuadamente el modelo social está directamente relacionada con el déficit incontrolado y la deuda.
Conclusión: En las peores condiciones políticas, Michel Barnier tiene la tarea ingrata pero necesaria de restaurar la credibilidad presupuestaria con nuestros socios europeos y acreedores.