La cuestión de la frontera franco-británica se plantea casi exclusivamente en términos de vigilancia, drones y lucha contra los traficantes.
Los acuerdos de Touquet de 2003 nombraron a las fuerzas de seguridad francesas guardianes de las fronteras ferroviarias y marítimas del Reino Unido.
El número de personas que intentaban cruzar el Canal de la Mancha en embarcaciones inseguras ha aumentado dramáticamente en la última década.
Francia se ha convertido en un contrato de subasta de la política de inmigración de Londres.
Los intentos de los migrantes por encontrar nuevas rutas llevan a un aumento del riesgo y dan lugar a más tragedias.
Se propone una posible solución para que los migrantes soliciten asilo en el Reino Unido en la frontera.
Conclusión: La gestión de la migración entre el Reino Unido y Francia requiere una política común. El enfoque actual de la supervisión extrema ha demostrado no sólo ser ineficaz, sino que también ha provocado un costo humano inaceptable.