Rusia ha logrado implantarse en el continente africano en la última década, llegando a expulsar a las fuerzas francesas y estadounidenses de parte del Sahel.
Esta implantación fue impulsada por el Kremlin luego de la anexión de Crimea y la intervención rusa en el este de Ucrania en 2014.
La estrategia rusa se inició en 2017 en Sudán y en República Centroafricana, continuando en los países del Sahel a partir de 2020.
La estrategia rusa se basa principalmente en fomentar el resentimiento postcolonial contra Occidente y en la utilización de mercenarios de la milicia Wagner en la esfera de seguridad.
Después de una ruptura entre Vladimir Putin y Evgueni Prigojine, jefe de Wagner, Rusia reorganizó su accionar militar en África.
Las fuerzas francesas y estadounidenses, las cuales habían sido desplegadas en el Sahel, fueron expulsadas por las nuevas juntas en el poder.
Los gobiernos africanos bajo la influencia de Rusia creen haber recuperado su soberanía, mientras que Rusia aprovecha la situación para consolidarse como proveedor de armas y obtener contratos mineros.
Conclusión: En conclusión, la influencia de Rusia en África ha crecido significativamente en la última década, logrando desplazar a fuerzas occidentales, fomentar el resentimiento postcolonial y consolidar su presencia en la economía y seguridad africanas.