El régimen iraní perdió tanto al presidente de la República Islámica como a un sucesor potencial del Guía Supremo Ali Khamenei.
Ebrahim Raïssi, quien murió en un accidente de helicóptero, era un fiel seguidor de la línea impuesta por Khamenei y representaba la ultraconservadora transformación de la República Islámica.
El mandato de Raïssi estuvo marcado principalmente por la violenta represión del movimiento de protesta.
El alto nivel de abstención en las últimas elecciones muestra la creciente brecha entre la sociedad iraní frustrada y el régimen.
El régimen se mantiene firme en su línea dura y sus mecanismos internos solo permiten una autoreproducción de la que los iraníes se sienten excluidos.
El régimen no está exento de problemas, como el terrorismo interno o los ataques externos, y el ambiente de imprevisibilidad aumenta el riesgo de mala interpretación.
La presión interna y externa puede empujar a Irán a buscar armas nucleares, lo que a su vez aumenta el riesgo de proliferación nuclear en la región.
Conclusión: Los signos apuntan a una continuación del abismo entre el régimen de Irán y sus ciudadanos, y sostener su línea dura solo aumentará la inestabilidad interna y regional.