La ira de los agricultores está presionando a varios gobiernos cinco meses antes de las elecciones europeas de junio.
La protesta es evidente en Alemania, Polonia, España, Países Bajos, Rumania y Francia, donde ha adquirido una dimensión particularmente dramática.
Están en juego las dificultades para implementar el Pacto Verde Europeo, que pretende equilibrar la defensa del medio ambiente y la biodiversidad con la preservación de una agricultura diversa.
Parte de los agricultores teme que al adoptar un cambio en su modo de producción, perderán ingresos.
En Francia, el conflicto se está convirtiendo en un bautismo de fuego para el nuevo primer ministro, Gabriel Attal.
La crisis actual es particularmente difícil de resolver ya que toca las contradicciones de la transición ecológica.
No existe un consenso total sobre el tema.
Conclusión: La respuesta a esto implica reconocer completamente el lugar de los agricultores en el nuevo modelo de desarrollo y realizar ajustes pragmáticos en la aplicación del Pacto Verde. Se necesita una mejor educación en torno al proyecto que Europa defiende.