Se cuestiona si Ecuador está en camino a convertirse en un estado fallido debido al reciente incremento de violencia tras la fuga de un criminal influyente, Adolfo Macias.
El país ha experimentado una serie de crisis, incluyendo revueltas en cárceles, toma de rehenes en televisión y secuestros de fuerzas de seguridad.
El presidente Daniel Noboa reconoció el conflicto interno armado y prometió neutralizar a los grupos criminales.
Ecuador, una vez considerado un refugio de paz, se ha convertido en un blanco para el crimen organizado, exacerbado por un cambio en las rutas de tráfico de cocaína.
Decisiones tomadas por gobiernos anteriores, tales como privatizar los puertos y abolir el Ministerio de Justicia, han facilitado y exacerbado el auge del crimen.
La inestabilidad política y dificultades económicas han empeorado la situación, dificultando la implementación de respuestas sostenibles y efectivas.
El sucesor de Lenin Moreno, Guillermo Lasso, se ha visto involucrado en un conflicto con el Parlamento, agravando aún más la tensión política.
El actual gobernante, Daniel Noboa, tiene poco tiempo para demostrar su liderazgo y se le dificulta por la falta de mayoría en el Parlamento.
Conclusión: La creciente fragilidad de Ecuador enfatiza la necesidad de respuestas regionales en lugar de meramente nacionales a la actual crisis de seguridad. Una desestabilización prolongada de Ecuador sería catastrófica para sus vecinos y gran parte de América Latina. La intervención extranjera puede ser necesaria para abordar este problema.