La Unión Europea está endureciendo su política migratoria, disminuyendo las cuotas de reubicación de migrantes y ayudas comunitarias, y avalando la creación de centros de deportación en terceros países.
Los ministros del Interior de la UE se inclinan más hacia las políticas restrictivas de la ultraderechista Giorgia Meloni que hacia el espíritu inclusivo que para la Canciller Angela Merkel.
Los países que reciben a la mayoría de los inmigrantes, como España, Italia, Grecia y Chipre, votaron en contra de estas restricciones, considerándolas insolidarias y un tanto incoherentes.
La reducción de las cifras podría bajar a 21,000 migrantes y 420 millones de euros, cifras bajas en comparación con las llegadas reales de inmigrantes.
Estas políticas antimigratorias de la UE pueden tener consecuencias a largo plazo para su ideario fundacional y para los principios de solidaridad entre los estados miembros.
Conclusión: El endurecimiento de la política migratoria de la UE puede distanciar a la Unión de su ideario fundacional y su naturaleza, presentando un grave dilema humanitario y un desafío a los principios de solidaridad y respeto a los derechos humanos.