La inteligencia artificial (IA) se presenta como una herramienta estratégica de crecimiento económico, poder político, empresarial y cultural.
Estados Unidos lidera la inversión en IA, seguido por China, mientras que la Unión Europea va muy rezagada.
El rápido avance de la IA implica que ningún país o empresa puede tardar más tiempo en sumarse al desarrollo de esta tecnología.
A pesar de ir rezagada, Europa y particularmente España, aún tienen oportunidad de posicionarse en la industria de la IA a través de soluciones éticas y seguras.
Se necesita más inversión en el ecosistema tecnológico local y una política agresiva de mantenimiento y atracción de talento.
El desarrollo de la IA lleva grande costes asociados, incluyendo altos consumos de energía y agua.
El acceso a datos masivos, elemento clave para la IA, es limitado en Europa debido a legislación restrictiva.
Conclusión: Europa y España deben hacer grandes esfuerzos para no quedarse detrás en esta revolución tecnológica, desarrollando su propio modelo de IA y considerando los costes asociados a esta tecnología.