Irán respondió al ataque estadounidense a sus instalaciones nucleares lanzando misiles contra una base militar de los EE.UU. en Qatar.
A pesar de los daños a sus infraestructuras, Irán busca mostrar su resistencia a las decisiones de guerra de Trump.
Aunque se trató de un ataque limitado, el hecho de que Irán avisó con anticipación señala una estrategia de mostrar fortaleza sin escalar el conflicto.
Trump quería que Irán se sentara a negociar después de su ataque, un movimiento que le permitiría presentarse como un líder fuerte.
La sugerencia de un cambio de régimen en Irán crea divisiones entre los republicanos.
La espiral de conflicto continúa, implicando a varios países de la región.
Conclusión: Trump e Irán siguen jugando un peligroso juego de bravuconadas, con ambos lados buscando mostrar fuerza sin desencadenar una completa escalada militar.