Estados Unidos y China han firmado una tregua de tres meses a su guerra comercial, con una reducción de aranceles.
El bloqueo comercial previo era insostenible para ambas economías y amenazaba con provocar una recesión mundial.
Estados Unidos depende notablemente de China para importaciones de productos de consumo, suministros industriales y materias primas.
El presidente Trump se ha visto obligado a reducir aranceles a las importaciones chinas del 145% al 30%, y China ha reducido sus aranceles del 125% al 10%.
Se mantienen abiertas las negociaciones para lograr un acuerdo más amplio entre ambas potencias.
Existe la percepción de que la situación resultante es una derrota de la política de Trump, pero esto podría cambiar con el tiempo.
China asume un riesgo significativo de recesión al renunciar a su principal mercado.
El gran objetivo ahora es lograr un acuerdo equilibrado que incluya medidas adicionales como la eliminación de las barreras comerciales no tarifarias de Pekín.
Conclusión: Esta situación demuestra que las dos grandes economías son complementarias y necesitan un acuerdo mutuo. Las relaciones siguen siendo tensas, esperándose una resolución.