Madrid ha incrementado su peso político y económico en España, al 19.56% del PIB nacional.
La falta de medidas de descentralización y la competencia fiscal desleal contribuyen a la centralización.
El crecimiento constante de Madrid es una estrategia de las élites para convertir la capital en una megametrópolis.
El enfoque en Madrid aumenta las desigualdades regionales, contra los principios del Estado autonómico.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ejerce una política fiscal competitiva y desleal.
Catalunya, con un PIB per cápita de 35.325 euros, debe competir con Madrid y otras regiones de Europa.
Conclusión: Para garantizar el crecimiento equilibrado, es necesario reformar la financiación autonómica, equilibrar la presión fiscal, redistribuir las inversiones y sedes públicas, y romper el esquema radial de transporte. Madrid debería ser vista no como rival, sino como aliada en los desafíos globales.