El peñón de Gibraltar, cedido al Reino Unido en 1713, es considerado un anacronismo histórico que alberga intereses del siglo XXI como bases militares, fiscalidad, comercio y empleo.
Aunque Gibraltar ha generado incidentes puntuales, rara vez constituyen reclamaciones o llamamientos políticos, aunque su futuro es un asunto complejo.
Las diplomacias de Londres y Madrid frecuentemente abordan el tema. En 2002 se intentó un acuerdo de cosoberanía, rechazado por la población gibraltareña.
El Brexit cambió el estatus de Gibraltar, generando una necesidad de adaptarse a la nueva realidad y estableciendo una nueva frontera para la UE.
En curso están negociaciones para transformar la situación en un 'espacio de prosperidad común', buscando equilibrar cuestiones de soberanía, compensación de privilegios fiscales, tránsito fronterizo y autonomía de las bases militares británicas.
Conclusión: A pesar de los desafíos históricos, existe un potencial para convertir a Gibraltar en una zona de fuerte potencial económico y comercial, donde predomine la colaboración por encima de los conflictos.