Oriol Junqueras ha vuelto a la presidencia de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) tras una racha de malos resultados que culminó en la pérdida de la Generalitat por parte de dicho partido independentista.
Junqueras ahora tiene el desafío de formar un liderazgo que pueda dar respuesta a las necesidades futuras y no solo a las de los militantes, tiene que tener en cuenta las pequeñas diferencias programáticas entre las candidaturas.
Debe buscar complicidades con la candidatura alternativa para así evitar una guerra interna o una escisión.
El fracaso del procés y el cambio profundo del clima político y social catalán requieren de un aterrizaje contundente en la realidad por parte de Junqueras.
La cuestión de si colaborar o no con los gobiernos de Barcelona, Cataluña y España, ha sido otro punto clave en la campaña interna de ERC. Junqueras y sus rivales han propuesto que la base decida futuras inversiones y el apoyo a los presupuestos de la Generalitat.
El desafío es que en un partido dividido como el ERC, convocar urnas a corto plazo puede ser temerario, debido a que puede convertirse en un nuevo plebiscito sobre la continuidad de Junqueras.
Conclusión: Es crucial que la nueva dirección de ERC tome conciencia de los enormes desafíos a los que se enfrentan las instituciones catalanas y españolas, y priorice recoser el partido antes de volver a organizar votaciones que puedan conducir a más inestabilidad.