El fin de semana pasado, Puerto Príncipe fue sacudida por una espiral de violencia sin control.
Un comando armado irrumpió en la costa de Wharf Jerémie, resultando en la masacre de al menos 184 personas.
La violencia en Haití se ha normalizado, exacerbando la crisis.
El colapso del Estado haitiano, acelerado por la corrupción, las luchas de poder y la pobreza, ha facilitado que las pandillas ocupen un vacío institucional.
El foco internacional está dividido entre Oriente Medio y Ucrania, limitando la ayuda brindada a Haití.
La comunidad internacional necesita implicarse más para ayudar a Haití y debería considerar la aprobación de una fuerza de paz.
Conclusión: Para frenar la violencia en Haití, es crucial acabar con el dominio del crimen organizado e implicar más a la comunidad internacional.