China realiza maniobras militares alrededor de Taiwán que resultan inquietantes, con un despliegue naval y aéreo e incluyen un ensayo de bombardeo a ciudades como Taipéi y Kaohsiung.
Estas maniobras son una reacción al discurso del nuevo presidente taiwanés, Lai Ching-te, quien adoptó una postura contraria a la subordinación de Taiwán a China.
China interpreta estas posturas como una intención de separatismo y ha puesto en marcha estas maniobras como castigo.
Estados Unidos, a pesar de estar centrado en otros conflictos, tiene la presión de mantener su compromiso con Taiwán, especialmente ante la posibilidad de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca.
Conclusión: La situación es altamente inflamable y puede escalarse en un conflicto de magnitud desconocida. Se necesita la acción de la comunidad internacional para al menos, mantener el statu quo.