El Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas ha ordenado a Israel a detener de inmediato la ofensiva contra Rafah.
Israel, aunque no reconoce la autoridad del tribunal, fue uno de los firmantes en 1948 de la Convención para la Prevención y la Sanción del Genocidio.
El tribunal también exige que se mantenga abierta la frontera entre Egipto y Gaza para el flujo de ayuda humanitaria.
El Tribunal Internacional de Justicia, aunque carece de poder coercitivo, es una alerta difícil de ignorar para la comunidad internacional.
Las acciones de Naciones Unidas contradicen las declaraciones del Gobierno de Benjamín Netanyahu, que ve cualquier crítica a su actuación como una validación de las acciones criminales de Hamás.
Netanyahu es el primer ministro israelí que más tiempo ha dirigido a su país, colocándolo en una posición de mayor desprestigio internacional.
Las infraestructuras sanitarias han sido destruidas en Gaza y los supervivientes enfrentan a la hambruna debido a las decisiones del gobierno de Netanyahu.
Conclusión: La actuación de Netanyahu y su gobierno contravienen el derecho humanitario y pone en peligro la vida de civiles; esto no puede permanecer impune ni esperar el aval de la comunidad global por la violación del derecho humanitario.