La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) está en una situación terminal debido al desgobierno interno y la falta de vigilancia externa.
Pedro Rocha, el máximo dirigente del fútbol español y candidato único para la presidencia de la RFEF, es investigado por supuestos delitos de corrupción, administración desleal y pertenencia a organización criminal.
En menos de siete años, los tres últimos responsables de la RFEF han sido o están siendo investigados por corrupción.
Rocha ha apartado de sus puestos a cargos vinculados a corrupción, pero defiende sus derechos frente a su propia imputación.
El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) le expedientó por no convocar elecciones a tiempo y sobreextender sus funciones en la Federación.
El Consejo Superior de Deportes (CSD) analiza la intervención de la RFEF, un hecho indeseado pero inevitable.
Conclusión: La gestión del fútbol en España necesita una regeneración evidente y radical que no puede venir de unas estructuras internas bajo sospecha.