Euskadi se prepara para las elecciones autonómicas donde los partidos nacionalistas PNV y EH-Bildu disputan la hegemonía.
Los problemas diarios de los ciudadanos predominarán sobre los debates identitarios.
Se esperan cambios generacionales significativos en sus candidatos.
La demanda independentista ha caído al 13%, dando lugar a un fenómeno paradójico de discursos menos soberanistas.
Se espera que PSE-EE, la tercera fuerza política, determine quién será el próximo lehendakari.
Aunque EH-Bildu ha mostrado signos de evolución hacia la normalidad democrática, los socialistas no consideran una coalición de Gobierno con ellos mientras Sortu no se autocritique.
El PNV está siendo seriamente cuestionado, a pesar de los bajos niveles de desempleo, debido al deterioro de los servicios públicos.
La actualización del estatuto de autonomía sigue pendiente y se espera que tenga prioridad en la nueva legislatura.
Conclusión: En estas elecciones, Euskadi enfrenta un cambio de ciclo significativo, donde la necesidad de renovaciones estatutarias y el deterioro de los servicios públicos han eclipsado las discusiones sobre la independencia.