Estamos en una época prebélica marcada por el temor a que Vladímir Putin gane la guerra en Ucrania y que Trump vuelva al poder, ignorando el destino de Europa.
Los países europeos han aumentado sustancialmente su presupuesto de defensa, con Polonia liderando el esfuerzo y España quedando a la zaga.
A pesar de su menor gasto militar, España sigue siendo un contribuyente neto a la seguridad de la OTAN.
El aumento del presupuesto de defensa debería servir para reforzar la autonomía estratégica de Europa y no depender de terceros.
España debe aprovechar los nuevos fondos europeos para programas de defensa y trabajar hacia el objetivo de que el 50% de las compras de defensa sean de productos europeos para 2030.
Conclusión: No basta con gastar más en defensa, sino que hay que gastar mejor. Europa necesita fortalecer su autonomía estratégica y España debe jugar un papel clave en este proceso.