El primer ministro de Haití, Ariel Henry, ha renunciado en medio de una creciente violencia e inestabilidad institucional.
Estados Unidos impulsó la decisión, que tiene como objetivo contener la emergencia y pacificar la nación dominada por las pandillas.
La crisis se intensificó en marzo con la evasión masiva de prisioneros, lo que desencadenó un levantamiento liderado por el ex-policía y prominente criminal, Jimmy Chérizier.
Haití enfrenta una situación de aislamiento y desconexión del mundo tras intentos fallidos de tomar el Palacio Nacional y de incendiar el Ministerio del Interior.
La renuncia del primer ministro y una reunión de alto nivel celebrada en Jamaica marcan un punto de cambio en la crisis, aunque todavía hay incertidumbre.
Se considera el envío de fuerzas militares supervisadas por las Naciones Unidas y coordinadas por Kenia, pese a la oposición de grupos criminales.
Conclusión: Haití atraviesa una guerra civil de baja intensidad y es responsabilidad de la comunidad internacional trabajar para frenar esta situación en deterioro.