El presidente plantea una consulta pública sobre la OPA de BBVA sobre Banco Sabadell, lo cual es una señal de populismo y de intervencionismo en el mercado.
Esta medida arbitraria se une a la debilidad política que vive Pedro Sánchez, intentando desviar la atención de sus propias debilidades.
La gestión ineficiente del gobierno se refleja en la gestión de la crisis de apagón y de la red ferroviaria, y desconfianzas respecto a las compañías eléctricas y las energías renovables.
Presiones de partidos nacionalistas y el poder económico catalán para que Moncloa impida la operación de BBVA.
El presidente busca legitimar la intervención gubernamental en la fusión bancaria.
El PP ha cuestionado la OPA, facilitando el plan del gobierno, lo cual despierta preguntas sobre su posición sobre la intervención política en operaciones privadas.
Conclusión: Hay una tendencia peligrosa hacia el intervencionismo y el populismo en el gobierno español, exacerbada por su debilidad y estrategias de distracción. Esto amenaza la estabilidad del sector financiero y la eficacia del gobierno.