Nicolás Maduro ha usurpado la presidencia de Venezuela con una juramentación fraudulenta, convirtiéndose en paria ante el mundo democrático.
El gobierno de Pedro Sánchez, en lugar de tomar una fuerte posición, optó por una respuesta insignificante.
La ilegitimidad de Maduro se evidencia en las medidas drásticas militares que ha tomado contra la oposición.
En el tercer mandato de Maduro, solo ha contado con el apoyo de los líderes de Cuba y Nicaragua.
El líder de la oposición, María Corina Machado, reaparece como una figura de esperanza para el pueblo venezolano.
Maduro espera que otras crisis geopolíticas resten atención a su polémico mandato.
Conclusión: Es imperativo que potencias como Washington y Bruselas eviten esto, aumentando la presión sobre Maduro y reforzando las sanciones contra su régimen para facilitar una transición pacífica en Venezuela.