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Editorial: El Mundo

  • El cese del presidente de Renfe, Raül Blanco, muestra la inestabilidad crónica en la empresa ferroviaria pública.
  • La gestión desastrosa no será resuelta con otro cambio de cara, ni con un perfil más político que técnico para el relevo.
  • Blanco había logrado profesionalizar la compañía, mejorando su rentabilidad y gobernanza.
  • El caos ferroviario evidencia que la prioridad del Gobierno está lejos de garantizar a vertebración territorial.

Conclusión: La politización de un servicio público esencial como Renfe no resolverá la crisis en curso. Prioridades gubernamentales parecen estar desalineadas de los desafíos actuales.