La crisis de vivienda no se resolverá limitando los precios de alquiler, sino aumentando la oferta de pisos.
La liberalización del suelo, la agilización de la burocracia y la colaboración público-privada son esenciales.
El PP está desarrollando un plan integral de vivienda para reducir el desequilibrio entre oferta y demanda.
Las administraciones deberían convertir el suelo en desuso en viviendas asequibles.
La Administración puede simplificar los trámites y fomentar la construcción y financiación de las promociones grandes.
España ha perdido la oportunidad de implementar políticas a largo plazo y coherentes durante demasiado tiempo.
Conclusión: Para abordar la crisis de vivienda, se necesita una estrategia global, consensuada entre diferentes administraciones y que supere el cortoplacismo electoral. Solo así se puede garantizar un futuro habitable para los jóvenes y las familias.