El cambio climático es una realidad científica y la descarbonización de la economía, una obligación moral.
El proceso de descarbonización debe ser liderado por la tecnología y el mercado, no por los partidos políticos.
Los errores de la política energética de la UE han llevado a una transferencia de capital, conocimiento y competitividad a otras regiones.
El dogmatismo ideológico de la izquierda y los complejos de la derecha moderada han dañado la competitividad de Europa.
España necesita seguir con su compromiso por las energías renovables, pero sin perjudicar a su industria.
La suscripción de nuevos impuestos populistas y contradictorios a las empresas energéticas ha generado incertidumbre y ha puesto en riesgo proyectos en España.
Conclusión: La creencia ideológica no debe dictar las políticas energéticas, es necesaria una visión pragmática y basada en la tecnología de la descarbonización para proteger la economía y el futuro de los jóvenes.