La DANA que ha arrasado Valencia ha desatado la indignación social debido a la ineficacia y falta de liderazgo institucional.
Miles de ciudadanos todavía están desamparados y sin asistencia necesaria.
El Gobierno y la Comunidad Valenciana han tardado en responder y activar las medidas de emergencia necesarias a la magnitud de la tragedia.
La respuesta lenta ha agravado las consecuencias de la catástrofe e intensificado el enfado popular.
La presión social ha forzado a las autoridades a movilizar más contingentes del ejército, una decisión que debía haberse tomado desde las primeras horas de la catástrofe.
El Estado debería adecuar los instrumentos de gestión de la catástrofe a sus proporciones y trabajar con transparencia para recuperar la confianza de la población.
Conclusión: La gestión de esta crisis ha dejado clara la falta de liderazgo y eficacia del Gobierno y la Comunidad Valenciana. Han respondido lentamente, exasperando a la población y agravando el impacto de la tragedia. Es imperativo que aprendan de esto y trabajen para mejorar su respuesta en futuras catástrofes.