Ávaro García Ortiz ha salido debilitado tras las reuniones con sus subordinados en la Fiscalía.
No ha encontrado respaldo mayoritario a su decisión de permanecer en el cargo tras ser imputado por revelación de secretos.
7 de los 9 fiscales electos le pidieron que renuncie, lo que indica la disconformidad generalizada.
La Junta de fiscales de Sala del Supremo también se mostró dividida y no mostró un respaldo unánime a Ortiz.
La Moncloa insiste en respaldarle argumentando que actuó correctamente, a pesar de la imputación y la desconfianza generalizada en la Fiscalía.
Conclusión: La posición de García Ortiz como fiscal general del Estado se encuentra seriamente comprometida. Su decisión de mantenerse en el cargo a pesar de ser imputado ha generado una división interna en la Fiscalía y desconfianza en su gestión.