logo
ES EN

Editorial: El Mundo

  • El fiscal general, Álvaro García Ortiz, enfrenta graves acusaciones, un hecho sin precedentes en la democracia de España.
  • Su presunto mal uso de su posición para perjudicar a una rival política del presidente ha deteriorado la confianza de la gente en la imparcialidad de la Fiscalía.
  • Su negativa a dimitir está conduciendo al Estado hacia una degradación institucional.
  • La publicación de los whatsapps sugieren que las motivaciones de Ortiz eran exclusivamente políticas.
  • Los magistrados responsables de su imputación denuncian la estrategia de desinformación del Gobierno.

Conclusión: La persistencia de García Ortiz en su cargo está conduciendo a la Fiscalía hacia el desprestigio. La única solución para prevenir la ruptura irreversible de la confianza en la imparcialidad del Ministerio Público es su dimisión.