El gobierno ha vuelto a demostrar sus intenciones de monopolizar el Banco de España con su último movimiento, el nombramiento de Soledad Núñez y Lucía Rodríguez.
Se adjudica un control casi completo del banco, reduciendo la participación del principal partido de la oposición a la más baja en treinta años.
No ha mostrado ninguna voluntad de buscar consenso con el PP, lo que se ve evidenciado por el rechazo anterior de Núñez y la decisión de pactar con ERC un nuevo consejero.
Conclusión: Estos movimientos demuestran una apropiación partidista de una institución clave, en lugar de una verdadera regeneración democrática. Esto refleja una estrategia gubernamental más amplia dirigida a mantener a Pedro Sánchez en el poder.