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Editorial: El Mundo

  • El Tribunal Constitucional se considera cada vez más politizado y se está arriesgando a convertirse en una cámara de impunidad para aquellos afines al gobierno.
  • El TC excede de su función de dirimir asuntos que afectan a derechos fundamentales, actuando como tribunal de apelación que corrige a los tribunales ordinarios.
  • Hay sospecha de parcialidad sobre el TC debido a ciertas decisiones, como la propuesta de exonerar de malversación a Carmen Martínez Aguayo, número dos de José Antonio Griñán.
  • La sentencia de los ERE concluyó que la Junta diseñó un «sistema fraudulento», con el cual repartieron casi 680 millones de euros de manera clientelar.
  • Miembros del TC, la mayoría nombrados a propuesta de los partidos políticos, refutan las decisiones de los jueces independientes.

Conclusión: La politización del Tribunal Constitucional y sus decisiones recientes están provocando un grave descrédito y desconfianza en la institución, poniendo en peligro su legitimidad y propósito original.