Irán realizó su primer ataque directo a Israel, elevando la tensión regional a un nivel sin precedentes.
La ofensiva iraní fue más intensa de lo esperado, pero fue frenada por las defensas israelíes y sus aliados.
El régimen de los ayatolás expresó satisfacción por la represalia y demostró su poderio ante sus aliados regionales.
El riesgo de guerra regional todavía persiste y depende de la respuesta del gobierno de Benjamin Netanyahu y de la capacidad diplomática de EEUU.
Netanyahu mejoró su imagen debido a la eficacia para frenar el ataque, pero el incidente interrumpe las expectativas de un alto el fuego.
La respuesta tardía de Pedro Sánchez al ataque iraní podría complicar las relaciones con sus socios europeos.
Conclusión: Los próximos días serán decisivos para la distensión en Oriente Próximo. La crisis actual la tiene en sus manos Netanyahu, quien se ha mostrado un socio poco fiable.