La inteligencia artificial es una herramienta útil para el aprendizaje y esta ya está presente en las universidades, con un uso elevado tanto por parte de estudiantes como de profesores.
La IA abre enormes posibilidades para la mejora educativa, como el aprendizaje individualizado y la capacidad de detectar problemas de aprendizaje como la dislexia.
No obstante, también conlleva riesgos, incluyendo la propagación de noticias falsas, el plagio y el uso indebido de datos personales.
Para abordar estos riesgos, las universidades españolas han comenzado a desarrollar códigos deontológicos, y se insta a esfuerzos educativos adicionales para enseñar a los estudiantes a discernir entre fuentes de información y distinguir la realidad de la virtualidad.
Conclusión: La IA tiene gran potencial para mejorar la educación, pero debe ir acompañada de medidas de precaución y regulaciones para evitar su mal uso.