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Editorial: El Mundo

  • La Generalitat Valenciana muestra buena disposición para ayudar a Cataluña proporcionándole agua desde la desaladora de Sagunto.
  • Esta solidaridad contrasta con las acciones egoístas de los separatistas que han obtenido concesiones del Gobierno de Pedro Sánchez.
  • Esta situación destaca la necesidad de cooperación entre administraciones ante las restricciones al consumo de agua que ya afectan a seis millones de personas.
  • Lo lamentable es que las políticas identitarias y la acumulación de privilegios en la financiación territorial han guiado la acción política del Ejecutivo y sus socios.
  • El problema del agua en Cataluña ha sido ignorado por los gobiernos catalanes y ahora se agrava por la falta de previsión.
  • La respuesta adecuada es tender la mano, como ha hecho la Comunidad Valenciana, pero siempre con reciprocidad.

Conclusión: Los recursos de todos no deben ser objeto de transacciones partidistas, sino gestionados con sentido de Estado y para el bien común, lo cual se echa en falta en el actual Gobierno.