El gobierno de Pedro Sánchez en España mantiene una relación anómala con los grandes empresas.
Pedro Sánchez busca la complicidad de los empresarios para apoyar la creación de empleo y rebajar la tensión.
La incertidumbre fiscal continúa para la banca y las energéticas.
El comportamiento activista del gobierno puede ser incompatible con estos esfuerzos.
La confianza en la estabilidad y la seguridad jurídica, necesaria para el progreso de cualquier país, es actualmente débil en España.
Conclusión: Los esfuerzos del gobierno español para acercarse al sector empresarial parecen contradecir su comportamiento activista continuo. La confianza necesaria para el progreso de España parece estar comprometida.