El reciente ataque terrorista en la sala de conciertos de Moscú ha evidenciado la negligencia de los servicios secretos rusos.
Kiev, a pesar de los intentos del Kremlin por conectarlos con el atentado, mantiene que nunca ha atacado civiles.
La filial afgana del Estado Islámico ISIS-K ha reivindicado la autoría del ataque.
La amenaza del terrorismo islamista sigue muy viva, a pesar de la percepción de una disminución de su actividad.
Putin descartó los avisos de inteligencia y diplomacia estadounidenses sobre el riesgo inminente de un atentado en Moscú.
Conclusión: El discurso antioccidental puede aumentar la desconfianza y el riesgo de nuevos ataques, requiriéndose una estrecha coordinación internacional para combatir esta amenaza.