Las elecciones rusas arrojan la reelección de Vladímir Putin con más del 87% de los votos.
Se han producido actos de disidencia y decenas de detenciones, la oposición en Rusia está desarticulada.
Han surgido misteriosas muertes de aquellos que denuncian la corrupción y criticaron la deriva autoritaria de Rusia.
Tras la invasión de Ucrania, la represión ha aumentado y todos los disidentes reales están en la cárcel o en el exilio.
Las recientes elecciones, presentadas con intimidación y ausencia de observadores internacionales, aseguran la consolidación del poder de Putin.
Mijaíl Jodorkovski, precursor en el liderazgo de la oposición, sostiene que ya no hay manera de que el régimen caiga democráticamente.
Se propone que la oposición se organice en el extranjero, que los gobiernos occidentales no reconozcan la legitimidad del nuevo gobierno y que Rusia pierda la guerra en Ucrania.
Conclusión: Sólo una Europa y Estados Unidos fuertes que apoyen económicamente y militarmente a Kiev podrán poner fin a esta oligarquía liderada por Putin.