La insurgencia en Nueva Caledonia ha surgido tras la propuesta de ley que busca otorgar derechos de voto a todos los que residan en el territorio por diez años.
El gobierno, a pesar de los disturbios, se ha mantenido firme y ha continuado con el examen de la propuesta de ley.
Las violentas protestas han llevado al estado de emergencia declarado por Emmanuel Macron.
El archipiélago, que tiene alrededor de 76,000 armas registradas, se ha organizado en milicias para proteger sus propiedades.
Los esfuerzos actuales del gobierno para restaurar el orden pueden intensificar la ira y la sensación de recolonización entre los manifestantes.
Las tres victorias de los partidarios de mantener el archipiélago en la República no pueden ser una excusa para decisiones precipitadas que no buscan la paz.
Conclusión: La actual ruta que está tomando el gobierno puede ser sin salida, si no sangrienta. Es crucial buscar el apaciguamiento y evitar cualquier decisión apresurada que pueda exacerbar la situación.