Abou Sangare, un joven guineano indocumentado, ha vivido en Amiens durante siete años y ha recibido tres negaciones a su solicitud de regularización, a pesar de una oferta de contrato permanente de una empresa local.
Sangare fue aclamado en Cannes al recibir el premio al Mejor Actor, lo cual es irónico dado el clima político en Francia respecto a la migración.
A raíz de su éxito en Cannes, Sangare ha sido informado de que puede presentar una nueva solicitud de regularización.
Hay muchas personas en situaciones similares a Sangare sin la ventaja del reconocimiento mediático.
Muchos inmigrantes sin papeles que están integrados en la sociedad y tienen trabajo y familia, viven con el constante riesgo de la deportación.
El jefe de Medef advirtió en diciembre que Francia necesitará casi 4 millones de trabajadores extranjeros para mantener sus modelos económicos y sociales para 2050.
Conclusión: La historia de Sangare es un reflejo de la realidad de muchos inmigrantes indocumentados en Francia y sin duda destaca la necesidad de políticas más humanas e inclusivas en relación con la inmigración.