Francia está experimentando uno de los veranos más calurosos en casi un siglo.
Eventos climáticos extremos son cada vez más frecuentes y problemáticos para la salud humana, la agricultura y la biodiversidad.
La inacción climática se traduce en un incumplimiento de los compromisos internacionales.
La administración estadounidense en particular ha adoptado una postura climasceptica.
En Francia han disminuido los esfuerzos de protección climática.
Parte de la opinión pública, alentada por el populismo, ha adoptado una actitud de negación y abandono.
Conclusión: Para superar estas tendencias, es esencial impulsar un nuevo discurso que priorice los beneficios asociados a la transición ecológica y evalúe el coste de la inacción climática. Los esfuerzos a nivel de políticas públicas deben adaptarse a las capacidades individuales y asegurar un apoyo social completo para luchar contra el cambio climático.