Israel no ha reclamado la responsabilidad del asesinato de uno de los principales líderes del Hamas palestino, Ismaïl Haniyeh, en Teherán.
Este asesinato muestra la capacidad de Israel para golpear a sus enemigos dondequiera que estén.
El asesinato se inscribe en una larga práctica que inicialmente tuvo como objetivo principal a la Organización para la Liberación de Palestina.
Fouad Chokr, alto oficial militar del Hezbollah libanés, también fue asesinado en un ataque que representa un ciclo clásico de ataque y represalia.
A pesar de ser el mediador para las negociaciones interminables del Hamas, Ismaïl Haniyeh fue asesinado, planteando preguntas sobre la estrategia de Israel.
Las tácticas de Israel, que se basan en asesinatos selectivos para protegerse y ganar tiempo, no han prevenido la aparición de sucesores aún más peligrosos.
El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ha demostrado una incapacidad para ofrecer cualquier solución al conflicto israelí-palestino que no comience con la negación de los derechos legítimos de los palestinos a tener su propio estado.
Conclusión: La estrategia de Israel se ve inhibida y la obsesión por la fuerza tiene efectos perjudiciales en la propia sociedad israelí, generando una radicalización a medida que la diplomacia y el compromiso desaparecen.