La ANC, pilar de la democracia sudafricana post-apartheid, experimentó una caída electoral dramática, perdiendo la mayoría absoluta que ostentaba desde 1994.
El fracaso de la ANC en cerrar la brecha económica entre diferentes estratos sociales y la creciente desigualdad racial contribuyen a este declive.
Problemas como el alto desempleo, la criminalidad y la corrupción gubernamental también han exacerbado la insatisfacción pública.
El actual presidente, Cyril Ramaphosa, no ha logrado rectificar estas cuestiones debido a las dificultades internas del partido.
El crecimiento inesperado de Umkhonto we Sizwe, un partido recién formado caracterizado por un populismo preocupante, indica una creciente división étnica.
Con la pérdida de la mayoría de la ANC, por primera vez, Sudáfrica tendrá que trabajar con un sistema de poder compartido, potencialmente debilitando la estabilidad del país.
Conclusión: Estas circunstancias presentan un desafío considerable para Sudáfrica, probando la capacidad de sus líderes políticos para mantener el legado de Nelson Mandela y garantizar la estabilidad en un momento de crisis.