Gabriel Attal, primer ministro, llevó a cabo un esfuerzo de comunicación intenso, abordando directamente la creciente violencia juvenil.
A pesar de su popularidad, la política del gobierno actual se mantiene en gran medida incomprensible para muchos.
La creciente ira agrícola y el crecimiento del déficit público han cuestionado la credibilidad económica del gobierno.
Los problemas que debilitaron a Elisabeth Borne continúan, y la mayoría no se ha expandido.
El parlamento ha sido evitado en cuestiones presupuestarias, lo que ha aumentado la animosidad de la oposición.
Attal ha optado por un enfoque de autoridad, siguiendo la línea política del Partido Socialista.
El primer ministro muestra lucidez al reconocer los problemas cotidianos de los franceses y las dificultades para convencerlos.
Conclusión: Attal enfrenta numerosos desafíos políticos, desde la inconformidad publica con la política gubernamental hasta la creciente oposición política. Su enfoque de autoridad puede o no rendir frutos mientras lucha por mantener el apoyo público.